Una #camiseta en España, #playera en México, #franela en Venezuela, #polera en Chile, #remera en Argentina, “T-shirt” en inglés por su forma de “T" es una prenda de vestir por lo general de mangas cortas, cuello redondo, sin bolsillos y sin botones a lo largo de su parte frontal (este último detalle es el que las distingue de las #camisas, aunque pueden tener dos o tres en la parte superior delantera para ampliar la abertura del cuello). Existen diversos diseños, que varían algunas de sus características básicas, por ejemplo, modificando el cuello redondo (también llamado "en caja") por otro en "V" (o de pico) o añadiendo bolsillos. Además de manga corta, las hay de manga larga e incluso sin mangas, y también de tirantes (esta última llamada también esqueleto, camisilla o franelilla). Su longitud varía desde la mitad del muslo hasta por encima del ombligo, aunque lo normal es que acabe donde empieza el pantalón o falda, es decir, sobre las caderas.
Las #camisetas se suelen personalizar con #serigrafía, #impresiones de #vinil, bordados, #corte vinil, #sublimado u otros elementos decorativos con algún texto o dibujo publicitario, chistoso o reivindicativo, lo cual refuerza el carácter desenfadado de la prenda. Por ejemplo, las hay con algún #logotipo empresarial, que conmemoran algún acontecimiento (como los juegos olímpicos o un concierto), con una tira cómica, con #fotografías o dibujos de grupos y solistas musicales e incluso con un poema.
No es sólo un tema de moda, las camisetas forman parte de la personalidad de las personas, carácter, gustos, etc. y debido a la mejora de la tecnología con la que se fabrican y se personalizan su precio va disminuyendo hasta el punto de que puede costar lo mismo una camiseta personalizada con diseños creados por los propios clientes que una camiseta fabricada en serie.
HISTORIA DE LAS PLAYERAS
Dicen los arqueólogos que en el antiguo Egipto ya existía una prenda similar de una sola pieza. En 1913 se encontró en una tumba egipcia de más de 5,000 años de antigüedad, una prenda tejida con lino, que puede considerarse la antecesora más antigua de las modernas playeras.
Durante el apogeo del imperio griego los adolescentes y niños solían utilizar una prenda llamada quitón, que consiste en un trozo de tela rectangular, de una sola pieza o cosido por un lateral, que se fijaba sobre los hombros con broches y se ceñía con un cinturón. Era corto, pero los altos personajes de la política o de la religión los llevaban largos.
Durante el imperio romano, las clases más humildes se ponían sobre el taparrabos una prenda llamada indumentum. Ésta era una especie de playera, de lana o de lino, formada por dos paños cosidos. Se la metían por la cabeza y se la ceñían al cuerpo con un cinturón.
En la Edad Media se utilizaba para evitar el roce de la armadura. Sin embargo, los nobles, reyes y reinas adoptaron también su uso con el fin de evitar que el sudor manchara sus hermosos trajes. Siglos después, este jubón derivó en algo más parecido a las playeras que conocemos actualmente y que aparecieron en Europa como ropa interior confeccionada de algodón.
Durante el siglo XVIII la marina francesa convierte la playera de líneas blancas y azules en parte del uniforme de sus marinos. Esta playera tenía la funcionalidad práctica de hacer más fácil distinguir a un marino que cayera el mar.
En el siglo XIX era utilizada por los trabajadores más humildes como granjeros, mineros, astilleros… En las fábricas se trabajaba en camiseta pero estaba prohibido salir a la calle sin cubrirla.
En la Habana estaba prohibido lucirla en público.
En 1904 la Cooper Underwear Company inició una importante campaña de marketing para popularizar la camiseta: “Sin imperdibles, sin botones, no necesitará agujas ni hilo”, vendían una prenda duradera, cómoda y que al no tener botones no sería necesario saber coser.
En 1913 los nobles europeos fueron los que la empezaron a utilizar como ropa interior para no ensuciar de sudor sus trajes.
Después se convirtió en una prenda de deporte por su comodidad.
Los militares Europeos diseñaron una camiseta de algodón blanca de manga corta para que los soldados se sintieran más cómodos durante el caluroso y húmedo verano de Europa.
No llegó a EEUU hasta la primera guerra mundial, cuando los soldados estadounidenses que utilizaban la incómoda ropa interior de lana y manga larga, vieron la de los europeos. Éstos las empezaron a utilizar en color verde militar. El objetivo era tapar el pecho bajo el uniforme.
En 1930 Fruit of the Loom comenzó a comercializarlas como prenda de vestir.
En 1938 Sears introdujo la “camiseta gob” que costaba 24 centavos.
Más tarde Coco Chanel la rescató y la colocó para ser vista como ropa exterior, y le dio el protagonismo que se merecía decorandola con rayas azul marino y alargando su manga.
La primera camiseta promocional fué la que se hizo en el año 1939 para promocionar la película El mago de Oz. Es el origen de la camiseta como producto de marketing.
En la segunda guerra mundial se realizaba una encuesta a los soldados cuando se alistaban sobre cómo les gustaría la camiseta, por comodidad, sudor, apariencia… Y así la marina americana creó la “tank-top” para incluirla en el uniforme (lo que viene siendo una camiseta de tirantes).
La primera camiseta con estampado apareció en 1942 en la portada de la revista Life.
En esta misma década, un dato muy sorprendente, mucho: se celebra en España el primer concurso de camisetas mojadas.
Tras la guerra, los soldados utilizaban las partes del uniforme como ropa de vestir, en especial la camiseta por su comodidad. Y en el cine la comienzan a utilizar actores como Marlon Brando en “Un tranvía llamado deseo”
y James Dean en “Rebelde sin causa” que la ponen más de moda.
En las universidades fueron los equipos deportivos los que pusieron de moda las camisetas en el campus.
En 1948 aparece la primera camiseta impresa. Fue para promocionar la campaña del gobernador Thomas Dewey de Nueva York. Actualmente se encuentra en el museo Smithsonian.
Esto inspiró a los fenómenos del marketing de la compañía Disney y comenzaron a estampar frases y diseños simples en las camisetas para venderlas como souvenirs.
A finales de los 50, el movimiento Beatnik, una de las primeras corrientes contraculturales, adoptó la camiseta como un símbolo de su bohemia libertaria.
En 1959 se inventaron las tintas plastisol y fue una de las primeras revoluciones en la industria de la Camiseta. A día de hoy se siguen utilizando.
En los años 60 la comienzan a utilizar las feministas como símbolo de igualdad de género.
En esta misma época los hippies empiezan a crear camisetas de colores psicodélicos.
A su vez, los grupos de rock como los Rolling Stones, comenzaron a promocionarse distribuyendo camisetas con su nombre, logo, mensajes, dibujos y todo tipo de diseños.
Luego vino en conocido papel transfer para estampar la camiseta pegando el dibujo con la plancha, más tarde la transferencia litográfica o screen.
En 1962 Christian Dior la elevó a categoría de alta costura.
En los 70 Yves Saint Laurent la hizo desfilar con su logotipo en la pasarela.
A continuación, llega la camiseta negra como la prenda habitual en los conciertos.
En los 80 la usaban para manifestar su estilo de vida los grupos de rock, las pandillas urbanas, los punks y los obreros.
Poco después el diseñador español Adolfo Domínguez se la puso a Don Johnson con la americana de Armani en la serie Corrupción en Miami.
Por entonces Jean Paul Gaultier volvía a ponerlas de moda con sus diseños marineros.
Giorgio Armani no viste sin su camiseta blanca o negra desde que la convirtió en un prenda fetiche imprescindible en todos sus desfiles.
En los 90, el español Custo Barcelona las personalizó para que las lucieran actrices como Julia Roberts y Cameron Díaz, convirtiéndolas en prenda de lujo.
En el siglo XXI llega la Impresión digital directa, destacándose por ser un proceso totalmente digital y tecnológico. Es el método más ecológico ya que las tintas son a base de agua y no hay desperdicios.
Desde 2008, el 21 de junio se celebra el Día Internacional de la Camiseta.
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